Un susurro del pasado y una deuda histórica

Alexander Lagunas
5 min readJun 4, 2020

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Quería empezar con un texto sobre la escritura, pero creo que es más importante primero dirigirnos hacia otro tema que es más de interés social: los pueblos indígenas en México.

En México existen 68 pueblos indígenas a lo largo de la República y existen pueblos que tan sólo tienen cinco habitantes y sin embargo, cuántos de verdad conocemos ¿diez con suerte? Toda esta gente y su cultura — nuestra cultura — es algo que sigue muy vivo en todo México y que aun así decidimos voltear a ver a otros lugares primero. Sabemos lo mínimo de lo mínimo sobre nuestra propia cultura; fuera de las artesanías, otros dioses que no son el judeocristiano. Conocemos y tenemos presente a nuestros antepasados y recordamos a personajes como a Moctezuma, al pobre Cuauhtémoc que le quemaron los pies, recordamos a Quetzalcóatl la serpiente emplumada, recordamos las pirámides cuando vamos en calidad de turistas a los sitios arqueológicos, pero irónicamente, se nos hace más familiar el pasado indígena del México antiguo que el moderno, ese que está más cerca y presente de nosotros.

Actualmente el problema de los indígenas en México, sigue siendo un tema que no es de interés nacional y si bien hay programas para atacar el asunto, no es algo de lo que la gente hable tan a menudo como otros temas. Y es que el problema no es reciente, es algo que se lleva acumulando desde el momento de la Conquista y el sistema de castas en la Nueva España, donde mientras más claro sea tu tono de piel, más posibilidad tenías de tener un mejor puesto en la sociedad. No tocaré el tema del racismo en México, porque es algo que si bien no les gusta admitir a los mexicanos, es algo que de todas maneras existe y está muy presente día a día; simplemente veamos la forma en que nos educaron a contestar con un mande, ¿por cuántas generaciones nos han enseñado a responder para mandarle a otra persona? En México, el racismo es igual o mayor que en otros países como Estados Unidos, solo que no nos atrevemos a admitirlo.

Los pueblos indígenas se han visto en condiciones terribles desde hace muchos años, el desplazamiento forzoso, le pérdida de su cultura, de su lengua y a partir del siglo XX una serie de injusticias que se han aplicado en nombre del progreso. Por poner un ejemplo, en 1949 se empezó la construcción de la presa Miguel Alemán en el estado de Oaxaca con una expropiación de aproximadamente 52 mil hectáreas. El problema, no es el pago que pudo o no haber sido justo (no lo fue), sino que para muchos pueblos indígenas, el vínculo que existe entre la tierra y su gente es mucho más importante al valor monetario que ésta podría tener. Tanto era el miedo del gobierno que de que los mazatecos regresaran a esas tierras, que quemaron las casas de la zona para evitarlo. La planta hidroeléctrica que se construyó empezó su servicio en 1962, la cual brindaba energía incluso al Distrito Federal, mientras que a algunos poblados mazatecos, obtuvieron luz eléctrica hasta 1990.

No es un caso aislado, tal como el anterior, existen muchos otros más donde se ha prometido avances y palabras vacías. Se construyen carreteras, compran terrenos, toman recursos naturales y a muy pocos les interesa, porque mientras que nosotros tengamos luz, o la mano de obra salga más barata, o tengas a alguien que te ayude en el hogar por poco dinero, todo está bien. México y muchísimos mexicanos tenemos una deuda histórica con todos estos pueblos que constituyen toda nuestra cultura. Claro que no hay que generalizar, porque estoy seguro que hay quienes sí se interesan por ellos; apoyan y levantan la voz cuando se debe, pero en lo general, el mexicano mira con desdén al indígena.

Claro que para lograr un cambio significativo se necesita de mucho esfuerzo, primero por parte del gobierno y de instituciones; pero el más importante, un cambio personal donde nos concienticemos y podamos levantar la voz cuando sea necesario. La problemática con los pueblos indígenas es que no hay visibilidad en estos asuntos, no hay videos de celular que evidencien el maltrato y discriminación, no hay el interés que existen en otros temas y esto es porque no nos conciernen directamente. Somos capaces de mirar hacia otros países primero antes de mirar a la cierra de Oaxaca; porque es más probable que visiten Estados Unidos que alguno de estos pueblos. Mientras más miramos de lejos, menos somos capaces de observar lo que tenemos en frente. ¿O será acaso que es mucho más fácil y cómodo observar y criticar lo ajeno antes de mirarse a uno mimos? En absoluto me gusta apoyar el discurso del presidente, pero es verdad que el progreso es algo que ha dejado de lado a estas comunidades, pero no solo el progreso sino también todos quienes se beneficiaron de esto.

A palabras de Walter Benjamin, todos tendríamos que ser historiadores y no sólo ser capaz de ver la versión del ganador; poder velar luz sobre esa Historia que no sabemos. Para quien no esté familiarizado con Benjamin, la propuesta es sencilla: el pasado siempre está presente en el presente y por él que se dibuja la actualidad. Saber de tu historia, es saber de dónde vienen las cosas y no solo tendríamos que saber lo que es oficial, sino poder mirar a otros lados en busca de esa otra historia que si bien no ha sido contada, sí que afecta hoy. Intento resumirlo y hacer la invitación a que por ustedes mismos lean de esto con sus propias palabras, porque las mías no les llegan en lo absoluto.

De esta manera, el discurso de la 4T de que les dejaron un cochinero parece acertada, pero lo que no se vale es que ahora sean ellos quienes estén escribiendo historia y no tomen responsabilidad por ello. Justificarse con el pasado para no hacer nada, no es una opción; es cobardía.

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Alexander Lagunas

Comunicólogo, lector y escritor. Amo el cine, la filosofía y obviamente leer. Twitter: @189Alexander