La no ficción de los libros

Alexander Lagunas
3 min readDec 3, 2019

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Tarde o temprano hubiera acabado en la clase de trabajo editorial, sin embargo, en este semestre dio la casualidad de que la metí y pude ver finalmente de qué era. A decir verdad, no fue lo que esperaba, pero no sabía en realidad sobre qué trataba la clase, para la carrera de comunicación es tan solo una optativa, una optativa que no pertenece a ningún sistema.

Creo que esperaba hablar mucho más sobre libros, autores, géneros; por alguna razón quería que la clase fuera como un taller de literatura, un club de lectura tal vez, sabía que no era así, pero la idea resultaba fantaseosa. Hablamos de libros sí, pero no de la forma en que estaba acostumbrado. Nadie mencionaba personajes, géneros, temas o metáforas. En cambio hablabamos de editores, revisiones, tamaños de caja, sellos editoriales. Me gustó, normalmente no veía ese lado de la moneda, todo aquel mundo que existía detrás de los libros; yo solamente estaba acostumbrado a tratar con el libro como producto final. ¡Vaya, cuánto hay que no vemos!

De lo que más me gustó de todo el proceso es la correción a mano, un paso que parece casi artesanal; tomar las hojas en físico e ir anotando al margen con pequeños jeroglíficos que pueden variar de persona a persona. Un código que empiezan a compartir el que hace las anotaciones y quien traslada. Tiene algo de bonito. En la computadora es más fría la edición, más eficaz, pero sin esa cosa especial.

Inventamos un escritor o escritora y toda su historia detrás, jugamos con unos cuentos y los corregimos, pusimos portada y contraportada; creamos un libro falso, mismos cuentos, diferentes fachadas.

Siento que a veces preguntaba muchas idioteces, pero daba igual, era una clase que me gustaba y quería preguntar cualquier cosa. Otras compañeras de mi carrera igual llegaban a hacer preguntas interesantes y así pude conocer a personas que no conocía. Por parte de los que estudian literatura, tengo una ligera idea que ya han leído tanto que hablar tanto del mismo tema empieza a ser algo atormentador. Me imagino a una persona que ama comer chocolate. Este come y come, al principio con gusto, pero luego empieza a ya no querer chocolates y hablar sobre ellos empieza a dar naúseas; excepto que sea un chocolate esquicito o uno que era muy raro.

Hay varias cosas que me hubieran gustado de la clase, como no dedicar tanto tiempo al libro de cuentos inventados, trabajarlos de manera superflúa y practicar en serio con nuestro proyecto final. Entregar pequeños avances para ver si estabas haciéndolo bien e ir mejorando conforme avanzabas.

Por último, me gustó mucho ir a librerías y analizarlas; no solo quedarse dentro y comprar algo o solo mirar por mirar, ya entendiendo todo lo que vimos en la clase, veías con otros ojos; era divertido poder saber por qué hacían una cosa en concreto. Pasó lo mismo con la feria del libro. Ahora, sin darme cuenta, ando buscando los sellos de los libros y me maravillo al encontrar nuevos sellos que nunca había visto, ediciones especiales y más.

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Alexander Lagunas

Comunicólogo, lector y escritor. Amo el cine, la filosofía y obviamente leer. Twitter: @189Alexander